Lee atentamente el siguiente artículo del profesor Fatás. Su intención política está clara, tanto en el título como en los cuatro últimos párrafos. Independientemente de si estamos de acuerdo o no (volveremos a ello cuando tratemos de la formación del nacionalismo español y de los nacionalismo periféricos), nos interesa la colección de “perlas” que ha recogido. Son (si no las he contado mal) veinte citas entrecomilladas. Para facilitar su localización, las he destacado en cursiva.
El objetivo de la actividad es explicar de cada una de ellas el error o errores que contiene, y proporcionar una redacción alternativa. Para buscar información en los Apuntes de la materia puede ser útil utilizar el buscador interno de Adobe Acrobat Reader.
Naturalmente, debes remitir la actividad por correo electrónico a lo largo de esta semana.
CAROLINGIOS ASIMÉTRICOS
Guillermo Fatás
Heraldo de Aragón, domingo 4 de noviembre de 2012, p. 26
Un mal examen de selectividad de septiembre pasado dice de Isabel la Católica que «sometió a los cristianos a ser bautizados». La reina se hubiera asombrado. Pero, con el genio que gastaba, no sabemos qué diría si se viera rezar un credo macarrónico («visíbilum hóminum et invisíbilum», «filium Dei ungénitum»), con cuatro faltas en siete palabras, o tratar de “eminencia” a un obispo en la serie emitida por TVE, y eso que no es de lo peor.
Otro examen asegura que Carlos I «poseía muchísimos terrenos en toda europa: los terrenos del Sacro Imperio, países vajos [sic], unos terrenos en Francia mas la actual España y sus Antiguas posesiones en ultramar». Se ve que el emperador fue grandísimo burgués, pues, como dice un tercero, «los señoríos eran privilegios que tenían la gente de la alta burguesía». Cosas del «Antiguo Régimen, institución medieval un poco moderna para la época», según aclara un cuarto.
Mendizábal fue «un político militar que al igual del resto de los políticos militares quería concentrar el poder político y el poder militar para conseguir más triunfos y menos derrotas». Para otro estudiante (?), «en 1836 se produjo la desamortización de Mendizábal, es decir que sus propiedades y tierras se le expropiaron y se pusieron a la sociedad pública». Otro más escribe, con gran verdad, cómo, «a la muerte de Alfonso XII su hijo Alfonso XIII era demasiado joven para reinar»; en efecto, un feto es poco apto para ese menester, ni siquiera en la Restauración, con su turno de «dos partidos, uno comunista y otro liberal» y cuya Constitución de 1876 creó «el Estado bicameral, que tenía 3 cámaras».
También el siglo XX ofrece novedades asombrosas en estos exámenes. Así, la Inquisición, «una persona en la cual pertenecía el poder de judgar [sic], no termino hasta que no finalizo el franquismo» y ‒dice otro‒ «desapareció con el tiempo creandose unas leyes juridicas». El franquismo empezó cuando Primo de Rivera «nombró a Franco como jefe del Estado». Debe aclararse que era la época de «la Alemania nazi de Hidlet». Y, acaso con más verdad de la que sospecha, otro escolar asegura que «el 20 de noviembre Franco firmó su último parte de guerra y la Guerra Civil concluyó».
Estos (des)conocimientos de historia no son exclusivos de malos estudiantes de bachillerato, como muestran dos casos, comercial y político, de nacionalismo catalán.
El comercial es que por 800 euros (tarifa VIP), enseñan el “Imperio Catalán”, de forma que el cliente de esa empresa, sin salir de Barcelona, verá que en el Medievo nació no la “Corona Reial d'Aragó”, como la llamaban los catalanes, sino «la concepción de la nación catalana como una unidad territorial y lingüística, entre países hermanos y de igual a igual, que reúne el Principado de Andorra, el Principado de Cataluña (con la Cataluña Norte actualmente bajo el Estado francés), el País Valenciano y las Islas Baleares». Y sigue: «Sólo la constante voluntad de aniquilar la memoria histórica catalana por los españoles explica la tergiversación de la nacionalidad de Colón haciendo creer que era genovés» este «marinero catalán, miembro de la realeza catalana». La visita incluye las «Tarazanas» [sic] reales de Barcelona.
El ejemplo político es que retorna una idea campanuda que Jordi Pujol proclamó en Aquisgrán (1985) y repitió en Fráncfort (2007), sin variar una letra: la nación catalana nace hace mil doscientos años, «com una marca fronterera de l'Imperi de Carlemany. Nosaltres formàvem la marca Hispànica, l'avançada d'Europa cap al sud (…) Catalunya és l'únic poble d'Espanya que neix lligat a Europa».
Pero, si se trata de carolingios, que ya es mirar atrás, Aragón también participa de esa genética tan exclusiva y europea. Aunque Pujol lo ignore, Carlomagno ya visitó Zaragoza en el año 778. Y Aureolo (o sea, Oriol), el conde franco de Aragón en el 802, vino del Périgord. Si era menos carolingio que el de Barcelona, ¿será un raro caso de “carolingio asimétrico”?
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